“Filosofía Universitaria Venezolana 1788-
Jeroh Montilla
INDICE: |
Introducción |
Aproximación biográfica |
La universidad colonial |
Romanticismo-positivismo, paradigmas historiográficos venezolanos |
Filosofía universitaria colonial |
Algunas reflexiones finales |
Bibliografía |
“Viejos y gastados Cedularios, largos volúmenes de cuentas, amarillentos libros de Claustros, innumerables expedientes de estudios, mil papeles descoloridos y dispersos, todo parece que en la sala del apartado recinto despertara de largo sueño secular a la entrada del curioso visitante, para revelarle en secreto, con su lenguaje mudo, aprovechando el sereno ambiente de los claustros del antiguo convento franciscano, las pacíficas y laboriosas hazañas de aquellos recios varones que se fueron con el siglo XVIII y que llenaron de esplendor y lustre, perfilándola con severos lineamientos de virtud y energía, la vida antañona y monótona de nuestra egregia Universidad Real y Pontificia.”
Caracciolo Parra León
INTRODUCCIÓN
Hay lecturas donde el pasado es plenamente una fresca novedad. Escribir de esa añoranza es releer, es sufrir o disfrutar mientras se intenta la nostalgia. Este ensayo es solo una lectura preliminar, una saudade indagatoria a un texto del Doctor Caracciolo Parra León, historiador venezolano determinante en la historiografía venezolana de las cuatro primeras décadas del siglo XX. Intelectual, prolífico y polifacético, a cual le tocó desarrollar la plenitud e intensidad de su trabajo investigativo en medio de la dictadura gomecista.
Este primer paso intenta examinar y establecer algunas apreciaciones sobre la obra Filosofía Universitaria Venezolana 1788-1821 la cual presentó el 24 de noviembre de 1933 como estudio histórico para su incorporación a
En esta obra se analizan las fuentes documentales del Archivo Universitario de Caracas, las tesis de grado de los estudiantes de
Ese parecer al que se opone el autor, puede sintetizarse en la conocida expresión “leyenda negra” de la historia colonial, la cual ha contado con variados y consecuentes seguidores, a esta expresión se opone tímidamente la tesis de la “leyenda dorada”. Vale decir que Caracciolo Parra León fue enfrentado por sus detractores con el alegato de que sus trabajos reforzaban los argumentos de esta segunda tesis.
Parra León y Mario Briceño Iragorry realizan un profundo y minucioso trabajos de investigación histórica con la finalidad de aclarar lo erróneo y exagerado de estas dos posturas. Ellos, desde 1925 hasta 1933, se dedicaron a localizar, revisar y estudiar documentos con los cuales formularon una nueva tesis sobre la historia colonial venezolana, bautizada, según Domingo Miliani (1989), como “revisionismo histórico”. Tapices de Historia Patria de Briceño Iragorry y Filosofía Universitaria Venezolana de Parra León son los libros más significativos de estos historiadores, en ellos se detallan los pormenores de la tesis claramente.
Esta lectura del libro de Parra León lo abordará desde una perspectiva historiográfica próxima a ciertas nociones de
Tanto los trabajos de Briceño Iragorry como los de Parra León exploran de manera clara el desarrollo, las contradicciones y la crisis de mentalidades del venezolano en devenir histórico Según los autores, estas tienen su singularidad genealógica en la tradición colonial. Ellos afirman que la visión prejuiciada de esa etapa ha influido de modo negativo en el sucesivo y accidentado construir de nuestra historia.
APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA
Caracciolo Parra León constituye un caso singular en la vida intelectual venezolana de inicios del siglo XX. Se dedicó con verdadero afán a investigar la historia, la filosofía, la lengua y el derecho del país. Por esta labor ya a los 29 años, el 16 de octubre de 1930, fue elegido Individuo de Número de
Nació el 6 de agosto de 1901, en Pamplona (Colombia) con motivo de estar su padre y familia en el exilio. La carrera profesional de Parra León es vertiginosa, si puede usarse esta expresión. Ya en el año 1922 obtiene en el estado Táchira el título de abogado. Allí ejerce el cargo de Inspector Fiscal de Estampilla. En 1923 obtiene el doctorado en Cánones. En 1924
Lógica en
Toda esta actividad docente la llevaba paralelamente a las ocupaciones vicerectorales, las cuales ejerció hasta el 26 de diciembre de 1935. De allí fue a
En
Caracciolo Parra también ejerció el oficio de editor a través de su propia empresa, Editorial Sur América, la cual exhibe un catálogo interesantísimo. Entre sus ediciones pueden mencionarse, entre otras muchas,
Como diplomático ocupó el 5 de junio de 1936
Caracciolo Parra León siempre se confesó de arraigadas convicciones católicas, apostólicas y romanas. En una carta que dirige a Mario Briceño Iragorry (1990) dibuja con precisión lo que fue, en sus propias palabras, su fundamento de vida:
... sin mutilaciones, ni subterfugios, sin hacer concesión alguna a la impiedad ni a heterodoxia en cualquiera forma que se presente, sin rehuir ninguna de las lógicas consecuencias de la fe que profeso, lo cual equivale a decir que, con un convencimiento firme y apegado a la realidad de las cosas, sostengo la doctrina social de
En 1592 el rey español Felipe II, bajo la constante presión del Obispo Mauro Tovar de Caracas le ordena a este la fundación de un Seminario. La falta de recursos económico impidió el cumplimiento de este mandato. En 1640, el Obispo solicita al Cabildo Eclesiástico los recursos para iniciar la obra. El Cabildo aprueba la propuesta, asigna seis mil ducados para el inicio y dispone de una casa junto a la iglesia para que allí funcionase el Seminario de manera interina mientras se construía el edificio universitario. El terremoto que se conoce como de San Bernabé derrumbó la iglesia y lo que se había hasta el momento fabricado.
El 27 de septiembre de 1673 el nuevo obispo, Fray Antonio González de Acuña, compra unas casas frente a la plaza mayor y funda allí el Seminario de Santa Rosa de Lima, semilla de lo que se conoció después como
A
Presentado así estudiar en la universidad colonial es prácticamente un asunto de entrega conventual a los rigores de una disciplina académica con espíritu de religiosidad católica. El conocimiento es absoluto e indiscutible. Cuenca habla también de cárceles interiores, ayunos, penitencia y castigos corporales. Es notable como este historiador se inclina a reforzar con sus descripciones y apreciaciones la tradicional idea de “la leyenda negra” en la universidad colonial venezolana. Sin embargo, esta misma universidad a decir verdad es férrea al momento de defender sus fueros autónomos ante el Cabildo, el Gobernador o el Capitán General.
Al principio el Rector era nombrado por el Obispo y su duración era de acuerdo a la conveniencia de este. Pero en 1784 se dan las primeras tentativas autonómicas cuando el Rector es nombrado por un claustro de doctores. Este duraría dos años, no sería reelegible y se elegiría alternadamente un lego y un eclesiástico. El poder rectoral es limitado, su salario era de 125 pesos anuales más las propinas de los bachilleres al recibir el grado. El puesto sólo era una cuestión de mérito no de ventajas económicas. Los asuntos económicos y académicos eran administrados por los Claustros.
Ildefonso Leal (1981) establece la duración de la vida universitaria colonial desde 1721 hasta 1827: “
ROMANTICISMO-POSITIVISMO, PARADIGMAS HISTORIOGRÁFICOS VENEZOLANOS
La fecha de 1839 constituye un eje referencial en la historiografía venezolana. Ese año se edita El Resumen de
Estas tendencias entran en pugna y juegan el rol de paradigmas o modelos teórico-prácticos que entender e influir en el proceso histórico del país. Sin embargo, medida que Venezuela se acerca al siglo XX, el positivismo termina por imponerse en todos los niveles del hacer científico e intelectual del país. Alicia López de Nuño (1965) destaca como el espíritu de la polémica llegó a
Pueden enumerarse las acciones que le dan vigencia intelectual al positivismo. En primer lugar la sociedad venezolana es impactada, directa o indirectamente, por los avances y crisis sociológicas del mundo, lo cual hace insuficiente la visión romántica para dar una respuesta adecuada a estas nuevas exigencias y escenarios. En segundo lugar debido al positivismo surge la justificación ideológica de las nuevas consignas e ideales políticos, como son la oposición civilización-barbarie, el anticlericalismo, la idea de educación popular, la tecnificación, las políticas inmigratorias y el antiimperialismo. Y en tercer lugar el empuje que ofrece el hecho de que la mayor parte de sus representantes se burocratizan accediendo a posiciones políticas, académicas, culturales y científicas dentro del régimen político vigente permitiendo así más popularidad y realidad para sus propuestas.
La postura de Caracciolo Parra León en este contexto fue cautelosa a diferencia de la de Briceño Iragorry que fue muy abierta y franca. Tomás Polanco Alcántara (1988) describe este posicionamiento advirtiendo en su análisis que es de entender que para el momento criticar el positivismo podía ser motivo de desprestigio o de ser calificado como un retrogrado opuesto al desarrollo social. Este historiador define las críticas que Parra León realiza desde el área de las Ciencias Jurídicas cuando señala el peligro de limitarse solo a los métodos novedosos. Que la adquisición de nuevas verdades redunda siempre en confirmar la autenticidad de las verdades tradicionales. Para este autor Parra León:
Consideraba funesto la exagerada pasión contra los métodos anteriores, el deseo inmoderado de originalidad... Con todos esos puntos de vista consideró que el abuso de los nuevos métodos, el odio a los antiguos y el olvido de los fundamentos mismos de la verdad, condujeron a nuevas escuelas a gravísimos errores de consecuencias absolutamente negativas. En cambio un procedimiento racional, que con sistemas adecuados sostuviere la pureza de las verdades metafísicas, podría llevar a una genuina filosofía moderna amplia llena de progresos y en constante evolución. (Pág. 75)
Eduardo Arroyo Álvarez encuentra conciliados en Parra León contradictorios principios conservadores y revolucionarios, evidenciado esto en una carta que el autor dirige a Mario Briceño Iragorry y que Arroyo Álvarez (1994) cita: “...aquí sólo tienes un mantenedor de la reforma social múltiple, la que se adapta a los medios y a la época dentro de la vasta ideología del cristianismo” (Pág. 27) Si a estas confesiones se unen las líneas, más arribas citadas, donde Polanco Alcántara parafrasea a Parra León, es comprensible el constante ataque que este autor hace hacia el síndrome de la “leyenda negra”, el cual que evidencia un claro dominio inconsciente en la mentalidad intelectual del positivismo al igual que en los historiadores de tendencia romántica.
El hacer científico no es inmune a lo negativo del psiquismo. Es indispensable ser consciente de las motivaciones subjetivas más profundas que dominan el proceso de construcción del conocimiento objetivo. Ya en 1906 Ángel Cesar Rivas, en su discurso de incorporación a
Caracciolo Parra León (1990) sucede a Ángel Cesar Rivas en
“.... principios, consecuencias y leyes rigurosamente científicos, es decir rigurosamente ciertos, respecto de cuya veracidad habría que observar: que o dependen de factores externos, y entonces carece del carácter estable que da la ciencia a sus asertos y no vale la pena de ser sostenida, o está por encima de la misma ley de evolución, que en ese caso no resulta tan universal ni tan absoluta como se pretende: tanto más cuanto que son precisamente los deterministas quienes alardean de únicos y verdaderos filósofos. (p. 430)
El determinismo aparte de presentar contradicciones en sus términos, las sostienen en el terreno práctico de lo cotidiano. Sus adeptos pueden negar el libre albedrío, pero como cualquier ser humano ofenden y alban, condenan y absuelven. El recto sentido crítico, que tanto pregonan, solo existe para ellos cuando intelectualizan enunciados lejos de lo cotidiano. Parra León cree en lo inevitable de lo contradictorio, pero asumido consciente y vitalmente. La historia se asienta sobre voluntades y leyes, ideas y fenómenos, espíritu y cuerpo. Ante el escollo teórico del determinismo opta por una “concepción dualista u orgánica de la historia” (p. 435) Donde todo tiene cabida eclécticamente.
FILOSOFÍA UNIVERSITARIA COLONIAL
Está muy de moda la expresión “crisis paradigmática”, estas dos palabras parecen tener un insaciable poder interpretativo, constituyen una panacea terminológica a la hora de retratar, dentro de la vasta generalidad posmoderna, el nudo gordiano que es la ciencia de estos tiempos de globalidad tecno-comunicacional. Esta expresión tiene una sinonimia un tanto prolífica, puede mencionarse modismos metafóricos como: cambio de padigmático, agotamiento paradigmático, ruptura epistémica, desfundamentación epistemológica, quiebre paradigmático. Por Thomas H. Khun se sabe que un cambio de paradigma en las Ciencias acontece gracias a la dificultad de resolver las irregularidades dentro de los esquemas de análisis vigentes. Se hace entonces necesario, por no decir inevitable, un nuevo modelo para resolver estas irregularidades. Ahora bien este episodio, epistémicamente “catastrófico”, no es ninguna novedad, nada es más esencialmente tradicional e históricamente recurrente que la crisis de paradigmas, las diferencias parecen marcarla sus significativas y puntuales irregularidades.
En el plano de la historiografía contemporánea los finales de la década de los setenta constituye el momento donde se acentúan los signos de agotamiento de tres paradigmas historiográficos con sentido de universalidad, son el marxismo, los Annales y el estructural-cuantitativismo. En este terreno disciplinario tampoco es primera vez que ocurre otra vuelta de tuerca paradigmática, como ejemplo puede mencionarse la historiografía racionalista de
Puede decirse que en la indagación de esta crisis paradigmática, en el seno de la educación colonial universitaria venezolana, ubica en su centro el sentido investigativo del texto Filosofía Universitaria Venezolana 1788-1821 Este se inicia con una afirmación de tono absoluto de la cual posteriormente puede extraerse todo un cuadro de consecuencias interesantes. Parra León dice: “Nunca fue, señores, instituto hermético ni foco de oscurantismo y retroceso
Ahora haciendo un hincapié en este punto sería necesario establecer en paréntesis algunas apreciaciones que se derivan al valorar estas afirmaciones del autor. Decir nada más que la historia romántica es solo un ardid de mala intención, es redundar en la simpleza que se denuncia. A la luz de la historia de las mentalidades este hacer historiográfico romántico responde a motivaciones que tienen su explicación, no solo en su desarrollo mismo sino también, en el complejo siquismo colectivo venezolano, el cual tan asertivamente ya el Libertador describía en su Discurso de Angostura. Este siquismo puede tener relieves aparenciales de espontaneidad pero no es gratuito. Al observar la historia de las ideas se pasa necesariamente por llamar la atención sobre la sociedad y la sicología colectiva que rigen para el momento de la observación. Hay ya desde la colonia un imaginario venezolano que se apoya en un conjunto de representaciones imaginarias, simbólicas y realidades inventadas, que el proceso de la guerra independentista no desarraiga sino que añade a él un perfil traumático que lo incrementa y refina hasta consolidarlo en siquismo colectivo. Carlos Barros (2004) establece cinco componentes de la mentalidad histórica: lo racional, lo emotivo, lo imaginario, lo inconsciente y la conducta. El país en su proceso histórico es el drama de un inconsciente expresado en lo imaginario que no resuelve su reiterada pugna con lo racional representado a su vez en las élites dirigentes.
Regresando al texto Parra León este admite el claro sentido peripatético y tomista de la universidad en sus inicios. Pero ya a mediados del siglo XVII en España se lee y discute a Descartes y Gassendi. Españoles como el obispo D. Juan Caramuel de Loblokowitz, el P. Tomás Vicente Tosca, F. Benito Jerónimo Feijoo figuras importantes toman con cierta timidez sus distancias de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. Y en el siglo XVIII se añaden Evora D. Luís Antonio Verney y D. Antonio Eximeno. A Descartes y Gassendi le siguen lecturas de Bacon, Newton, Locke, Condillac, Hume, Condorcet, Malebranche, Berkeley, Leibniz, Wolf, Rosseau y Voltaire. La universidad Real y Pontificia recibe de inmediato este caudal de ideas europeas, es mas, se adelanta en número e intensidad a la voracidad de leer y estudiar más y más autores de
El primer brote anti aristotélico lo representó en
Las enseñanzas de filosofía por parte del clérigo Don Baltasar de los Reyes Marrero marcan el inicio del vigor modernista en la universidad. Este profesor después de explicar su curso de Filosofía
Este experimentalismo condujo a la práctica novedosa del Método frente a la vieja y machacada esgrima intelectual del silogismo. Parra León dice, citando las propias palabras contenidas en los expedientes estudiantiles, que:
Púsose de moda en
Se asume el experimentalismo pero sin llegar hacer concesiones desbocadas que desvirtúen el sentido y el espíritu religioso de la institución universitaria. Tanto así que, la práctica silogística, no fue desechada por un número significativo de estudiantes, pudiendo convivir ambas maneras en el recinto universitario. Parra León muestra su acuerdo con esta posición ya que la misma ilustra históricamente lo que será su propia postura cautelosa ante el ardor paradigmático y las emocionalidades que llegó a despertar el positivismo vigente para su época.
Una de las principales víctimas de esta revolución intelectual en el seno universitario colonial fue el sacrosanto criterio de autoridad. Expresiones como:
‘...la autoridad humana no debe quedar exenta de examen, así venga de varón insigne o pase por común opinión de los doctores’, ‘en lo natural no ha de seguirse la autoridad sino la experiencia y la razón’, ‘sólo difícilmente se establece la verdad histórica por el testimonio humano’, ‘la deferencia por la autoridad de los sabios es fecunda madre de errores’, ‘la autoridad de los santos no constituye argumento cierto en las ciencias naturales: tanto vale cuanto persuada la razón’, ‘la autoridad de los Santos Padres ha de igualarse a la de los profanos en lo natural; no debe ser preferida a la de los doctores y debe posponerse muchas veces a la de los herejes’; ‘quien quiera conocer la verdad ha de oírla con agrado, depuesta toda preocupación, ora venga de indocto o de enemigo’ (Págs. 73 y 74)
Darle categóricamente primacía a la experiencia y a la razón por encima de los tradicionales criterios de aquellos manoseados sabios y santos de árida formación aristotélico-tomista, considerar que la verdad no depende del estado espiritual del que la emite, sino que esta se corrobora por medio de la experiencia y se evidencia en los juicios de razón. Leer estos juicios en las tesis de estudiantes de una institución con formación conventual, donde predomina de modo absoluto lo teórico tomista, la cual hace vida social, intelectual y religiosa en medio de una Caracas fuertemente permeada por el criterio de selección divina de sus autoridades políticas, resulta increíble. Se hace palmario los niveles de relajación de los controles sociales del conocimiento. La crisis paradigmática en las comunidades coloniales era de carácter profundo.
Ante la decadencia de los postulados metafísicos los criterios cartesianos ocupan de inmediato este vacío. Los expedientes que cita Parra León muestra un hervidero de polémicas académicas. Descartes así como tiene muchos propagadores y defensores también cuenta con impugnadores de férreos y sesudos argumentos. Lo importante es el ambiente de tolerancia con que van y vienen los argumentos. La planta sembrada por Marrero muestra unas ramas y tronco saludables.
Las preferencias intelectuales son variadas. Benito Espinoza no capta seguidores, Malebranche, Leibniz y Wolf cuentan con pocos, el escenario es indudablemente cartesiano. John Locke, fue esculcado. De él se tomaron algunos criterios y se guardó distancia de las nociones materialistas que insertaba la duda del sitio sobre el sitio de residencia de la conciencia. Condillac, fundador del sensualismo ocupó lugar de preferencias a la hora de usar sus argumentaciones contra el materialismo lockeano. Destttut-Tracy, Lamarck, Hume, David Hartley establecieron los senderos previos al futuro evolucionismo. Este hervidero de posturas se desarrolla en convivencia y mezcolanza, ser moderno en la universidad no da pie a perseguir a los internamente persistieron en el aristotelismo.
Demuestra así Caracciolo Parra León lo equivocado de las informaciones de Dauxion, de Domingo Briceño Briceño y del inglés Robert Semple donde presentan a
Dicha revista manipula una presunta frase de Carlos IV para no conferirle al Colegio Seminario de Maracaibo el estatuto de universidad. Parra León que dicha frase no aparece por ningún lado en documento alguno y que si no se le concedió el nombre de universidad al colegio si se le confirió el poder de dar grados mayores en filosofía, derecho canónico y teología.. En cuanto al criticado sentido clerical de la universidad la concepción de Andrés Bello para la universidad de Chile sirve para justificar la existencia y fomento de las ciencias eclesiásticas. Caracciolo Parra León deja claro que no tiene la intención de exagerar las virtudes de la universidad:
Y no es que consideremos perfecta
La educación en la colonial no fue una función obligatoria de estado como se conoce hoy en día. En la construcción de Seminario Santa Rosa de Lima el obispo González de Acuña en 1673 impuso a los clérigos para financiar los costos de construcción una contribución del 3% de las entradas a la iglesia. Es el obispo Fray Antonio González de Acuña quien en 1673 compra unas casas frente a la plaza mayor para el Seminario. El que
ALGUNAS REFLEXIONES FINALES
Filosofía Universitaria Venezolana 1788-1821 de Caracciolo Parra León cumple perfectamente con las motivaciones que, según Julio Arostegui (s f), determinan el diseño de la investigación histórica. Estas consisten en los “hallazgos de nuevas fuentes, de nuevas conexiones entre las cosas, de comparaciones... de insatisfacciones con los conocimientos existentes... la aparición de nuevos puntos de vista, de nuevas teorías, o de nuevas curiosidades sociales.” (p. 319) Las fuentes, los viejos y relegados expedientes universitarios escritos en latín que en manos de este historiador pasan a transformarse en novedosas fuentes del pasado colonial venezolano. Con relación a la insatisfacción, escritos previos a este libro pueden ilustrarla, por ejemplo Instrucción en Caracas, 1567-1725. Allí deja ver su descontento ante ese conjunto de comprensiones y explicaciones historiográficas abreviadas en el lugar común de la leyenda negra. ¿Nuevas teorías? Los trabajos del historiador Ángel César Rivas desde la óptica de la escuela histórico-determinista. Este autor es tratado por Parra León extensamente en el discurso de presentación ante
¿Por qué una universidad como
BIBLIOGRAFÍA
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*Trayectoria y tránsito de Caracciolo Parra León. Mario Briceño Iragorry. –En: Boletín del Archivo Histórico de
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